Saturday, November 29, 2014

Duverger's thesis analyzed: Crónica de la Eternidad

(In 1521 Cortez and his band conquered the New Spain. The best eye-witness account is that of foot soldier Bernal Diaz del Castillo. What if the real author is not he, but Cortez himself? I am hosting what follows as is on behalf of certain someone who is too lazy to translate it)


En el 2013 hubo gran controversia en la literatura de la conquista con la publicación Crónica de la Eternidad por Christian Duverger. En ésta, el autor pone en duda la tesis de que Bernal Díaz del Castillo haya escrito la Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España -porque no pudo haberla escrito-  y propone a Cortés como el candidato más probable.

armor glove by Jon Sulivan; source: http://www.public-domain-photos.com/El argumento de Duverger es inductivo. Es una acumulación de circunstancias. No hay documento probatorio, no hay un manuscrito recientemente descubierto que él tenga en sus manos. Lo que sí hay es un argumento que debe de ser respondido en sus partes y no echado de lado por facilidad, incomprensión o el cariño a la tradición vigente. Puede verse de esta manera: ¿Qué circunstancias tuvieron que haber sido ciertas para que Bernal, Cortés o cualquier otro fuera el autor de la Historia Verdadera? Tomemos tres de ellas de las cuales contamos con números: la carta de la tropa a Carlos V, la prodigiosa memoria y el saber escribir. Duverger nos habla de la carta de la tropa a Carlos V. Dice Duverger que en ningún lado aparece la firma de Bernal bajo su propio nombre. Si firmaron 544, la probabilidad de que un soldado estuviera presente y que no firmara (¿qué tuvo que haber sucedido para que no quisiera o no pudiera poner su nombre?) sería de alrededor de 1/544. Se podría variar hacia abajo como agravante por su aparente omnipresencia de Bernal  en la empresa, pero que el número quede. En cuanto a la memoria, a falta de archivos, el autor debió de haber recordado todo a detalle. Resulta que sí existen personas con memoria privilegiada y que es más fina aún si sucesos externos se relacionan con sus experiencias personales. En un reciente artículo sobre este tema (Mcgaugh, James L., and Aurora LePort. "Remembrance of All Things Past." Scientific American 310, no. 2 (February 2014): 40-45.) encontramos la descripción de este tipo de personas. Si bien, los autores no dan números precisos si nos informan que sólamente han encontrado 50 personas entre los 'cientos' que se han puesto en contacto con ellos; y estos entre todas las audiencias (cientos de miles? millones? )que se han enterado de su investigación. Digamos que Bernal haya tenido las características descritas y que la tasa sea la muy generosa de 1 una persona en 200.  Hay otras alternativas para la prodigiosa memoria que veremos más adelante, pero que este número quede sólo para ilustrar el punto. Finalmente, el analfabetismo, o bien, la falta de tal. Duverger dice que en aquellas épocas el analfabetismo de españoles era quizá del 98 ó 99%. Esto nos daría otra tasa de 1/100 ó 1/50.  Que quede también esta última. Con solas estas tres circunstancias, ¿qué tan probable es que Bernal haya escrito la Historia Verdadera? Un participante que  no haya querido o podido firmar la carta que ayudaría a validar la empresa de su jefe y la suya por ende,  que pudiera recordarlo todo y que pudiera escribir? Veamos:

1/544 x 1/200 x 1/50 = 1/5,440,000

¿Cuál sería la probabilidad que fuera Cortés en estas circunstancias? Y éstas no son las únicas: están todas las imponderables como que haya tenido la cultura, el interés de escribir, el acceso a los libros, la ubicuidad (que es una cadena en sí), que lo visto por León Pinelo corresponda al manuscrito Guatemala y más.

En el mes de abril del mismo 2013 aparecieron una serie de comentarios a la postura de Duverger en la revista Nexos por Miguel León-Portilla (MLP), Pablo Escalante Gonzalbo (PEG), María del Carmen Martínez Martínez (MCMM), Camila Townsend (CT),  David Huerta (DH), Antonio García de León (AGL), José Joaquín Blanco (JJB) y Alejandra Moreno Toscano (AMT). Con mayor o menor animosidad, se oponen a la visión Duverger y apuntalan a Bernal, también con mayor o menor buen éxito. Por sí mismos, constituyen un sabroso balance a la Crónica y dan mayores dimensiones a lo expuesto en Crónica. ¿Realmente llegan a refutar a Duverger?

Comencemos con el comentario de León-Portilla.  Es notable, no porque sea el mejor o el primero de los ofrecidos sino  porque es el peor y por mucho. En éste muestra la forma en que no se debe responder a un argumento del peso del de Duverger.  Comienza con un cañonazo en la forma:

Tesis tan novedosa contradice lo que se ha reconocido a lo largo de más de 450 años…

Esto es apelar a la antigüedad.  La antigüedad de una creencia no es garantía que esta sea correcta. El sistema geocéntrico tuvo una racha más larga y ya vemos. Ahora bien, puede ser una apelación válida en apoyo a un argumento inductivo. Pero, ¿no acaso es lo que no gusta de Duverger? Si él trae a la mesa suposiciones y probabilidades, preferiríamos responderle con datos sólidos, deducciones; no con el mismo tipo de argumentos.

Pronto descarta la duda de Duverger sobre Bernal.

Como puede verse, no existe prueba ni indicio alguno para sostener que fue imposible que Bernal escribiera la Historia verdadera.

Para llegar a esta conclusión, León-Portilla resume la falta de cultura y la memoria como los puntos principales que propone Duverger en contra de Bernal. Responde al primer punto señalando los documentos de Bernal, su posición  en el cabildo y el caso de Cervantes. Para lo segundo el testimonio de Zorita. Para redondear la refutación y para darle el golpe de gracia a la propuesta de Duverger agrega aún más como prueba el estilo de Bernal.  Este punto tiene una maraña de problemas: a) la cultura y la memoria sí son puntos centrales de la tesis de Duverger, pero no son los únicos: ¿qué hay de la ubicuidad, la ausencia de testimonios contemporáneos, lo de la carta de la tropa, lo de Gómara, Illescas, Jovio, lo de León Pinelo, lo de las ambigüedades en las probanzas de Alvarado? Quisiéramos que se nos aclararan estos antes de que se pasara tan pronto a concluir; sólo atenerse a unos puntos vistosos viene a ser recurrir a un muñeco de paja; b) Duverger explícitamente duda del testimonio de Zorita, pero no se responde a su duda, sino que se pasa por encima de ella; c) lo del estilo de anecdótico Bernal no constituye prueba, pues ¿cómo sabríamos esto? de la Historia Verdadera, lo que viene a ser una petición de principio (JJB también toma este punto); si su estilo es comparable a sus demás escritos (que por cierto Duverger también encuentra diferencia contra la Historia Verdadera), quisiéramos también que se nos mostrara cómo. Lo de Cervantes viene a ser el punto más acertado de León Portilla y no hay nada que decir a ello. Vaya, me parece haber escuchado que incluso Lope de Vega fue parte de la Armada Invencible no tanto tiempo después de Lepanto. ¿Qué tienen los grupos armados españoles de la época que atraen a tales personajes?

MLP pasa a examinar los puntos de Duverger a favor de Cortés. Dos veces dice que nadie ha visto el supuesto manuscrito de Cortés. Hay que recordar que el argumento de Duverger no es documental sino inductivo. Se pregunta León Portilla de dónde pudo haber sacado tiempo Cortés. Duverger dice de dónde (Duverger pp 143, 162-165). Por más intensos que sean, los juicios y alegatos no ocupan las 24 horas ni los siete días de la semana. Más aún si uno tiene el vivo interés de que se conserve su legado.

Procede LP a cuestionarse los motivos de Cortés a volver a tomar pluma siendo que ya tenía las Cartas de Relación. Nuevamente, Duverger dice por qué (Duverger pp. 141, 148); nuevamente no se le acusa de escuchado. JJB también retoma el punto. La necesidad de reconocimiento y de memoria de lo logrado es poderosa. Ya, en ocasiones, ni siquiera es por vanidad. Encuentro una situación análoga en una cita de las cartas de John Adams, personaje crucial en la independencia de los Estados Unidos, donde según el biógrafo David McCullough se lamenta de las mentiras que se dirán de "su revolución". Escribe a su amigo Benjamin Rush: "The essence of the whole will be that Dr. Franklin's electrical rod smote the earth and out sprung General Washington. That Franklin electrified him with his rod and thence forward these two conducted all the policy, negotiation, legislation, and war." (McCullough, David; John Adams; p 420.)

Pasa ahora MLP a prácticamente a acusar a Duverger de inconsistente por no haber mencionado esta nueva tesis (Cortés: autor de la Historia Verdadera) en sus libros anteriores. No encuentro tal motivo en la Crónica de la Eternidad aunque sí responde Duverger en la entrevista con AC.

Redondea MLP con las pruebas documentales de la existencia de Bernal y con el punto encontrado de la cede de la Audiencia en 1568. Bien, no hay duda de su existencia, sino de su participación en la empresa y de su autoría. En lo de la cede de la Audiencia carezco de elementos para juzgar el punto. Ambos bandos parecen estar muy seguros en cuanto esto.

La conclusión es clara. El libro no presenta testimonio alguno que pruebe lo que en él se afirma.

Bueno, ¿conclusión a qué? Si es a pruebas, bien: no las hay. De nuevo, aquel no es el argumento de Duverger. Si fuera este, la conclusión es muy poco clara pues no se abordan sus puntos en totalidad.

En general, lamentable es la respuesta de don Miguel. Con toda su trayectoria, conocimiento e importancia uno hubiera esperado mucho más de él.   Sospecho que al momento de escribir su comentario aún no había leído el libro de Duverger. No es explicable de otra forma.

Veamos ahora qué nos dan los otros comentaristas. Su espectro, en general, es variado y   toma desde multitud de ángulos las posturas de Duverger. No obstante, hay mayor interés por refutar ciertos puntos que otros. Lo más popular es la cultura de Bernal (PEG, MCMM, DH, JJB) y su existencia documental o no (PEG, MCMM, AGL). La ubicuidad de Bernal no es tratada tan ampliamente, pero JJB es el que aporta una hipótesis plausible, y que se antoja incluso probable y esta es la de recolector de noticias y anécdotas de toda la tropa. El acceso a libros lo toca PEG y JJB aunque no tan convincentemente como la parte de la cultura. AGL sin más en una nota de pie de página invalida en redondo la ausencia de Bernal en la conquista al mencionar una carta de recomendación por parte del mismísimo Cortés. Esta carta aparece en la edición crítica de Barbón (Barbón p. 820) y en esta carta  Cortés reconoce la parte de Bernal en las campañas. Más aún, en la misma página se incluye otra carta, esta vez por el virrey Antonio de Mendoza que declara a favor de Bernal en la misma cuestión. El punto quizá más evidente a examinar lo da MCMM en cuanto las cartas y escritos de Cortés y Bernal :  "Sería necesario un estudio filológico que pusiese de relieve las semejanzas y diferencias de los textos conocidos para llegar a una conclusión sólida."

Hay también alguno que otro golpe bajo a Duverger, pero nada tan grave como lo de MLP.

Con todo quedan aún lagunas. En cuanto a los puntos olvidados o evitados o no totalmente esclarecidos, está lo de la memoria, lo de carta de la tropa, lo de Jovio e Illescas y lo de León Pinelo. También queda la importante descalificación de Zorita y Torquemada. Para esclarecerlos revisé el comentario de Guillermo Serrés que aparece en el diario El País (21 de febrero de 2013). Recapitula lo ya visto de la cede de la Audiencia, los documentos previos de Bernal, lo de Zorita, lo de falta de pruebas de parte de Duverger, lo de la cultura de Bernal. No obstante, no hay mención de las lagunas en cuestión, con la excepción de la memoria de Bernal. Pasa que Bernal haya podido empezar a escribir con anticipación, pero ¿sólo la antelación pudo haberle dado tal fineza en el detalle? Con sólo estas razones (incluyo las menciones al punto por parte de JJB y CT), no me convenzo. El lector tiene que realizar sus propias indagaciones. 

La cuestión de la memoria. Ya de tiempo he encontrado sospechosas las crónicas/biografías/memorias en donde se reproducen episodios de gran longitud y más aún, discursos y diálogos que parecen estar dados en tiempo real: cómo si así las cosas hubieren sucedido. Tomemos tres ejemplos: Casanova, Boswell y San Lucas.  Casanova nos lega sus memorias en amplísimos volúmenes. Él tiene la ventaja de ser a la vez el protagonista y el escritor de sus hazañas.  También él escribe décadas después de los hechos. ¿Cómo nos da cada la relación escrupulosamente puntual, sin lagunas aparentes  y los prolongados diálogos que ocurren entre él y ellas, frecuentemente en varias jornadas y sin confusión? ¿Acaso usted puede repetir un diálogo que haya tenido, no ya hace años, sino apenas el mes pasado en todos sus puntos? Yo no.  Sospecho, sin afirmarlo que si bien Casanova vivió lo que nos dice, él reconstruye los sucesos y suple con su propio ingenio literario las faltas de memoria. Es decir, puede ser que lo que tenemos es su vida novelizada  por él mismo.

El caso de Boswell es más sencillo. Él nos da la vida puntual del doctor Johnson. Nos dice que en cada encuentro con el doctor tomaba notas. Inclusive se reprendía a sí mismo cuando no llegaba a tener papel o pluma a la mano y me parece que más de una vez le hicieron chanza por ello.

San Lucas en los Hechos de los Apóstoles tiene el paralelismo en circunstancia más cercano con Bernal. Ambos son partícipes de los sucesos (según comúnmente se cree), dan relaciones de lo sucedido, hablan desde el punto de vista colectivo y tienen aparente ubicuidad. Lucas también pasa generalmente desapercibido  aunque sí se le menciona de paso en las Epístolas. Kurz  (Kurz, W.S.; Narrators in Acts; Reading in Luke Acts; Dynamics of Biblical Narrative; Westminster/John Knox Press, Louisville 1993; 73-110) vé varios 'narradores' en el caso de Lucas. El narrador omnisciente es el más desconcertante pues también lo sabe todo. ¿Cómo se enteró de la reunión del platero Demetrio (Hch 19, 23-27) o de lo dicho la entrevista entre el rey Agripa y el procurador romano Festo (Hch 25,13-22)? Preguntando.

¿Acaso Bernal recuerda mucho y lo que no, lo inventa hermosea como Casanova? ¿O simplemente tomó notas cada vez que pudo a la Boswell? ¿O bien se puso a investigar 'entrevistando ' a otros con respecto a puntos difíciles o lejanos, cómo en el contenido a cartas y las ocurrencias de la corte en España?

En el primer tomo de los Documentos Cortesianos de José Luis Martínez (JLM) encontramos la carta de la tropa a Carlos V.  Efectivamente, no aparece el nombre de Bernal y el compilador destaca esta ausencia. Lo que también hace es mencionar que: a) Bernal, según su testimonio, estuvo muy enfermo por aquellas fechas  (capítulo CXXIV) ; y  b) que tiene él un déficit de diez firmas para completar las 544 que deberían de ser (JLM p. 163). Esto bien subsana la probabilidad la ausencia de la firma de Bernal o la explica totalmente.

Duverger examina e invalida los testimonios que ligan a Bernal con la Historia Verdadera: el de Zorita, el de Torquemada, el documento de Martínez Baracs que aparece en la entrevista de Aguilar Camín y los del propio Bernal en las probanzas de Alvarado. Torquemada se contradice: aceptémoslo. El documento Martínez Baracs  se muestra irregular: pasa. ¿Qué hay con el de Zorita? Duverger lo invalida porque Zorita escribe años después y porque tenía motivos para negarle la autoría a Cortés (Duverger pp. 224-225).  Viéndolo detenidamente el testimonio de Zorita en sí mismo es demasiado discreto o circunspecto para ser algo salido de una rencilla. Más aún para aceptar la invalidación de Zorita entraríamos en una larga petición de principio: a) suponemos que Bernal no fue; b) luego, Cortés debió; c) luego el manuscrito fue enviado a Guatemala; d) luego Zorita se enteró de él, pero por venganza se lo asignó a Bernal; e) luego Bernal no fue.  Esto no procede. Zorita se sostiene. En cuanto a las probanzas de Pedro de Alvarado el propio Bernal menciona tener por un lado un "memorial de guerras" (Barbón p.66) y por otro una "corónica y relación" (Barbón p. 67) para apoyar su testimonio de palabra. Duverger señala que esto no es prueba que tal escrito (La Historia Verdadera) sea de su puño y letra. Añade Duverger que no tendría sentido remitirse a la crónica ya que "no tendría más valor que su palabra". Al contrario:  tiene sentido al no ser cuestión de palabra sino de comodidad: mi testimonio lo doy y si gustan saber más, pueden leer "más largamente" en  mi "corónica y relación".  Los testimonios son ambiguos. No obstante, no parece haber motivo para tomar el sentido de tener a resguardo el escrito por encima de tener el escrito, porque lo escribí.

El acceso al libro de Gómara es otro de los puntos que no responden los articulistas de lleno. CT toca base al mencionar que "los lectores americanos de este periodo usualmente no estaban enterados de que los libros que poseían estaban prohibidos en teoría". Barbón dice que no hay duda alguna en cuanto a que Bernal leyó a Gómara (Barbón p.49). Hemos de suponer que las normas en cuanto libros prohibidos eran seguidas más láxamente  en América que en Europa.  En cuanto al acceso físico, PEG afirma que los libros eran más comunes que lo que supone Duverger en aquella época basándose en tirajes, ediciones, embarques, testamentos. Una pequeña facilidad que pudo haber tenido Bernal para leer a Gómara es haberlo encontrado en la Ciudad de México antes que haberlo esperado en Guatemala.

¿Qué queda? La cuestión de Jovio e Illescas y el testimonio de León Pinelo. Serrés en su edición crítica de la Historia Verdadera cuadra la inserción de los historiadores con un viaje de Bernal hizo a España en 1567 (p.1219) donde pudo tener noticia de ellos. No hay alguna otra mención de este viaje aquí o en la vida de Bernal en la edición de Barbón; si bien hubo un viaje, éste fue de Teresa Becerra y del hijo de Bernal, Pedro (Barbón p.32). Lo de León Pinelo viene a ser para mí lo más misterioso aún por resolver. Vio él en España un tomo que correspondería al Guatemala. Serrés supone que quizá hubo una copia apógrafa y que esa fue la que llegó a España en 1575. Se aprecia dificultoso por los motivos que aduce Duverger: es improbable (Duverger: imposible p.233) copiar un escrito a mano y terminar con el mismo número de hojas. Serrés a su vez, parece no dar mucho crédito a la tesis que él mismo presenta al mencionarla sólo en  la página 1220 y no incluir la presunta copia hermana del Guatemala en su árbol familiar de los manuscritos en la página 1227. El testimonio de León Pinelo no parece encajar en el esquema tradicional mientras que en el de Duverger sí. No obstante, Serrés se vale de una suposición para su tesis mientras que Duverger de bastantes más. Barbón por su parte identifica el manuscrito de Remón con aquel enviado en 1575 y con el de León Pinelo. Quedan otras dos conjeturas que hacer y que ahora pongo sobre la mesa. La primera es que el Guatemala fue el enviado en 1575, editado aparte por Remón, visto por León Pinelo y regresado a la familia de Bernal en una fecha indeterminada posterior, mientras que el Alegría es el que aparece como presente en Guatemala dentro de los testimonios (Barbón pp. 56-61) durante este período. Difícil o inviable también. El testimonio de Fuentes y Guzmán (Barbón p.65) invalida esto. La otra  conjetura es que León Pinelo estimó de vista el número de folios y redondeó al ciento más cercano; así, fortuitamente, ambas paginaciones, del Guatemala y del Remón coinciden.

Sea Bernal, sea Cortés, el autor de la Historia Verdadera aparece luego de Duverger como más extraordinario que antes.

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